El Salobre de Sesma

El Salobre de Sesma

martes, 22 de septiembre de 2015

Laguneros al ataque con la banda sonora de las cogujadas

Soy un pajarero aficionado, miope y con un material óptico bástante básico, pero a ilusión y ganas de estar en el campo no me gana nadie. Por eso me ha llamado poderosamente la atención la aparición en la escena pajarera navarra del Salobre de Sesma y su potencial como humedal accesible por su situación y su comodidad para ver las aves que lo pueblan.

En mi primera visita a finales de agosto no pude estar mucho tiempo, pero si el suficiente para comprobar que pasar una mañana en este paraje puede deparar muchas sorpresas. En aquella ocasión una preciosa culebrera europea (Circaetus gallicus) bajó al suelo y se situó delante de mi a unos 200 metros, con una enorme y llamativa cabeza blanquísima. Tres o cuatro cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) y numerosas garzas reales (Ardea cinerea) deambulaban tranquilamente por la zona mixta de pasto y charcones. Un ratonero común (Buteo buteo) planeaba tranquilamente y también se dejó ver un alimoche, todo ello a un lado del camino. Al otro lado, azulones (Anas platyrhynchos) pastaban también en zona encharcada, mientras un aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) echaba a volar saliendo del carrizo y las golondrías comunes (Hirundo rustica) no cesaban en su caza de insectos voladores.

En mi segunda visita, con más tiempo que en la primera, pude disfrutar en primera persona de una batalla campal entre un grupo enorme de azulones y un malvado aguilucho lagunero con intención de almorzar pato. Lo vi aparecer a lo lejos y nada más llegar al grupo de anátidas empezó a hacer largas pasadas con las patas estiradas para poder intentar echarle el guante a algún pato. No tuvo ningún éxito, a pesar de que lo intentó del orden de 7 u ocho veces. Detecté cuatro laguneros esa mañana, a los que se sumaron un milano real (Milvus milvus) que también merodeó por la zona de los azulones, y un grupo bastante grande de buitres leonados (Gyps fulvus) que sobrevolaban la localidad de Sesma. Uno de estos buitres aterrizó en la orilla de la carretera cuando ya iba camino de la autovía, fue una pena que por llevar coches detrás no pudiera parar para hacerle alguna foto bien de cerca.

Como novedad con respecto a la primera visita (quizá fruto de haber ido más temprano) fue la numerosa presencia de cogujadas comunes (Galerida cristata) con muchas ganas de llenar la mañana con sus cantos, una tarabilla norteña (Saxicola rubetra), algún ruiseñor bastardo (Cettia cetti) cantando entre el carrizo y algún grupete de pardillos comunes (Carduelis cannabina). También habia de nuevo cigüeñas blancas y garzas reales, aunque en menor número que la primera vez. Lo que si pude ver, quizá porque ya iba avisado y estuve más atento, fue a los simpáticos chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula), correteando por el fango sin parar. Volando pasó una agachadiza grande (Gallinago gallinago), inconfundible con su largo pico y su cuello corto, y una bandada de avefrías (Vanellus vanellus). A lo lejos, en una zona con más agua pude detectar más limícolas, pero lamentablemente no pude identificarlas porque ni mis prismáticos ni mi telescopio me lo permitieron.


Con la esperanza de poder mejorar mi equipamiento óptico en un futuro no muy lejano, dejo en este blog mi primera crónica de visita al Salobre de Sesma, con un montaje fotográfico de lo visto a lo largo de esa magnífica mañana. Hasta la próxima!!

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